LA PRÁCTICA DE LA MOXIBUSTIÓN
La moxibustión es una antigua práctica curativa de la medicina tradicional oriental. Al utilizar las habilidades curativas de la planta Arthemisia vulgaris, la moxibustión genera calor y restaura el normal flujo de energía (CHI) del cuerpo gracias a los conocimientos de la teoría de los puntos y meridianos de la medicina tradicional oriental.
La moxibustión es una práctica terapéutica muy antigua de la medicina tradicional china, de hecho algunos autores y eminentes médicos chinos le atribuyen más antigüedad que la misma técnica de acupuntura. La etimología del término se remonta a la palabra Moe Kusa, un término de la cultura japonesa, y no chino, que traducido significa «hierba en llamas». La hierba que se quema para esta técnica es la llamada «artemisa», conocida científicamente como Arthemisia vulgaris, una planta que pertenece a la familia Aesteraceae. Así que la artemisa común es el equivalente del término moxa.
La historia de la moxibustión es muy antigua. Los primeros indicios de esta terapia se remontan al siglo II-I AC. Dentro de las tumbas Han de Mawangdui, en la provincia de Hunan, los arqueólogos encontraron un libro de seda que trataba el tema, junto con otras prácticas típicas de la medicina tradicional china. Incluso hoy en día, esta práctica milenaria (algunos afirman que precede a la práctica de la acupuntura) se utiliza en los hospitales chinos que aún realizan medicina tradicional.
Tratar con el poder del calor:
Como sabemos, el uso del calor para fines terapéuticos es una base de la medicina tradicional china. La técnica de moxibustión consiste en quemar una cantidad de artemisa, compactada en puros o conos, en la piel o cerca de ella. La técnica de Moxa se puede realizar de forma indirecta o directa. Esta última, la técnica directa, está cada vez más en desuso, ya que implica una pequeña quemadura de segundo grado, con la aparición de una ampolla sub-epidérmica. Incluso la medicina tradicional china está abandonando este método, porqué es considerado como invasivo.
La moxibustión indirecta, por otro lado, es menos violenta, difundiendo el calor por inducción y no por contacto físico. En este caso se produce al quemar la parte superior del cono o del puro de artemisa y acercarlo a la piel. Si el puro se mantiene quieto, la operación dura unos diez minutos. Para tratamientos más largos, unos veinte minutos, el puro de artemisa se gira con pequeños movimientos, evitando la posibilidad de quemaduras. De hecho, la artemisa, cuando se quema al máximo, es capaz de irradiar una temperatura de 500 grados centígrados, que resulta terapéuticamente muy efectiva.
Este tipo de tratamiento debe realizarse con mucha calma, a intervalos bien marcados con el tiempo. Por lo general, la aplicación se debe intercalar con un día o más de descanso entre sesiones. Mucho depende del trastorno para el que se utiliza esta terapia, y por supuesto del diagnóstico energético del terapeuta que lo aplica.